Argentina, Madrid, País Vasco y Ciudad Real. Muchos kilómetros separan estos lugares, pero la distancia entre estos puntos desapareció el pasado 22 de Julio. Nerea y Miguel, ellos, quisieron unir todos estos lugares el día de su boda.
Ruidera, en Ciudad Real, fue el lugar elegido por los novios para darse el «sí, quiero». Una antigua villa familiar, perfectamente acondicionada de cara a la boda, con un resultado más que satisfactorio para todos los que hemos vivido el proceso. Una «boda en casa» en la que nuestros novios, los dos arquitectos, pusieron todo el empeño y el corazón. Un proyecto que desde el primer momento nos encantó.