Cuando recibimos el primer mail de Susana Martin, preguntándonos si queríamos participar en su libro, el corazón se nos aceleró un poco y la ilusión por aquel proyecto se apoderó al completo de nosotras. Recuerdo como me puse casi de inmediato manos a la obra en la tarea que Susana me había encomendado: participar en la sección «El experto opina» del capítulo dedicado a los estilos decorativos en bodas. Escribí sobre decoración, estilos y cómo sentirnos nosotros mismos.
Un tiempo más tarde recibí una llamada telefónica de Susana en donde nos hacía otro increíble regalo, participar de nuevo en su libro, pero esta vezescribiendo una parte muy importante, su prólogo. «¡Escribir un prológo! ¡Woowww!», recuerdo que pensé, «¡que bien y qué responsabilidad!»
En LalaBlu somos perfeccionistas por naturaleza y escribir las primeras páginas de un libro, un libro que además no era nuestro, nos parecía sumamente generoso y serio al mismo tiempo. Así que Susana nos propuso conocernos en persona y así mostrarme todo el material de su libro, pero ya se sabe que con dos bebés de por medio y jornadas laborales tan absorbentes, las agendas eran imposibles de cuadrar. Menos mal que Skype puso el remedio tecnológico a la falta de tiempo, pero no de ganas.