Puede que la Navidad sea para muchas personas un periodo triste y melancólico. Yo era de ese grupo que tenía sentimientos encontrados respecto a esta época del año. Ansiaba que llegara, pero a veces las ausencias y la distancia a casa, hacían que, especialmente en estos últimos años, tuviera cierto recelo a la Navidad. Es un gran tópico, lo sé, pero es tan cierto eso de que todo cambia con niños por el medio… ¡qué grandísima verdad!
A través de la mirada de un niño todo se ve diferente, fundamentalmente porque comienzas a vivirlo a través de sus emociones, sus pequeñas manitas y sus ojos muy abiertos. La vida, la Navidad… ¡todo es diferente! Por eso este tipo de recuerdos son los que más emociona conservar: su cara de asombro al ver las luces, al escuchar el sonido de los cascabeles…