Texto: Nuria Fernández; Fotografías: Patricia Murcia y Carlos Castillo.
Siempre he pensado que existen dos tipos de personas, las que «viven sin más» y las que «realmente viven». En este último grupo están todas aquellas personas valientes y decididas a no conformarse con lo que la vida les ha dado, aquellas que quieren algo más y que intentan por todos los medios cambiar «lo establecido» o «lo que les ha tocado». Beatriz es una de estas personas.
En Enero recibí su llamada. Beatriz, según me contó, iba a casarse por el juzgado con su chico un día cualquiera, pero no quería conformarse «sólo» con eso, ella quería algo más. En nuestra primera conversación telefónica me dejó más o menos claro qué imagen tenía del día de su boda y pese a las dudas de cómo articularlo todo, nos contó su plan: quería tener esa boda con la que siempre había soñado y al mismo tiempo darle una sorpresa a Rubén, su chico, a través de una ceremonia «sorpresa».
¿Organizar una «boda sorpresa» en la que el novio no sepa nada? ¡Vamos a por ello! La imagen rápidamente se empezó a dibujar. Ellos dos solos junto a un oficiante en un lugar mágico ante la única presencia de su hija Andrea como testigo.
Lo primero que hicimos fue diseñar el escenario de su ceremonia y ofrecerle a Beatriz varias piezas clave para que «nuestro proyecto secreto» fuera verdaderamente inolvidable no sólo para Rubén, también para la propia Beatriz.
Algo tan singular, algo tan romántico y especial, debía ser capturado para siempre a través de un buen objetivo y posteriormente plasmado en unas magníficas fotografías. Y por ello no dudamos ni un segundo en contactar con Patricia Murcia y Carlos Castillo. Estábamos seguros que ellos iban a conseguir potenciar aún más la emoción del momento.
Lógicamente una ceremonia tan especial como esta debía tener la mejor puesta en escena y con Tamara García, nuestra Maestra de Ceremonias LalaBlu, logramos esa solemnidad y ceremoniosidad que requería el momento. Para ello les confeccionamos una ceremonia a medida y muy personal, donde contamos su historia de amor y en la que dejamos que ellos expresaran sus promesas e intenciones.
Todo ello en un enclave mágico: un bucólico y romántico bosque al que trasladamos algunos detalles de nuestra decoración, buscando conseguir el encuadre perfecto para tanto amor allí contenido.
Gracias a Arbolande y sus maravillosas creaciones florales llenamos nuestro escenario de luz, calidez y armonía. El ramo de Beatriz, en peonías blancas y hortensias azul empolvado, el tocado de la novia con flor preservada (una auténtica maravilla) y de la pequeña Andrea, así como el prendido de Rubén, obra todo ello de Alicia y Fátima. ¡Nos encanta como trabajáis, chicas!
Fue un día muy intenso y muy especial para todos nosotros, donde nos convertimos en testigos de excepción de algo tan singular como esta ceremonia en la más absoluta intimidad, una auténtica celebración del amor verdadero.
Beatriz y Rubén (¡y Andrea!) muchas gracias por permitirnos formar parte de algo tan bonito como esto. Os deseamos toda la felicidad del mundo.
¡Feliz Martes!
Equipo LalaBlu para esta boda: Nuria, Sara, Tamara y Luis.
Agradecimientos: Arbolande, Patricia Murcia y Carlos Castillo.