Argentina, Madrid, País Vasco y Ciudad Real. Muchos kilómetros separan estos lugares, pero la distancia entre estos puntos desapareció el pasado 22 de Julio. Nerea y Miguel, ellos, quisieron unir todos estos lugares el día de su boda.
Ruidera, en Ciudad Real, fue el lugar elegido por los novios para darse el «sí, quiero». Una antigua villa familiar, perfectamente acondicionada de cara a la boda, con un resultado más que satisfactorio para todos los que hemos vivido el proceso. Una «boda en casa» en la que nuestros novios, los dos arquitectos, pusieron todo el empeño y el corazón. Un proyecto que desde el primer momento nos encantó.
Nerea y Miguel viven en Madrid, nuestras reuniones se concentraban en una céntrica cafetería de Madrid donde poco a poco, fuimos dando forma a todo el proceso de organización, planificación y decoración de esta boda. Muchos proveedores intervinieron en ella, por lo que toda la labor de coordinación que realizamos fue muy minuciosa, ya que así lo requería tanto el montaje, como toda la infraestructura necesaria para el desarrollo óptimo de la boda. Muchos invitados, desplazamientos, detalles… y aquí, es donde estábamos nosotros para que todo, fuera sobre ruedas (¡que en esto, somos unas expertas!).
Pero empecemos por el principio. Una canción, «No llores por mi, Argentina», sonaba mientras que Miguel esperaba a Nerea en el altar, que caminando del brazo de su padre, emocionada, quiso rendir un homenaje a sus padres, argentinos afincados en España. Fue una sorpresa que les hizo emocionarse a ellos y también a todos los allí presentes.
Nerea iba vestida por una de nuestras diseñadoras nupciales favorita, Alicia Rueda. Un precioso vestido con escote y espalda como protagonistas, íntegramente confeccionado con un encaje de guipur precioso. Su tocado, de M de Paulet, era una preciosa corona invertida en tonos dorados. Su ramo de flores, un total greenery tan tendencia este año, que confeccionaron nuestras amigas de Arbolande, al igual que las coronas de las damitas.
Pero aquí no acaban las sorpresas, porque Miguel, también tenía que tener la suya ¡un sidecar! Nerea quiso sorprender a su ya marido con este regalo, un sidecar precioso que les estaba esperando a la puerta de la Iglesia.
Los novios siempre tuvieron clara una cosa, su reportaje fotográfico no podía ser en otro sitio que no fueran las Lagunas de Ruidera, vinculadas estrechamente a la familia de Miguel, y aquí, Retrato de un instante, supo captar esa melancólica magia de las lagunas ¡enhorabuena!
Para el montaje del banquete, teníamos un reto por delante, y es que al tratarse de una vivienda privada, había que acondicionar todos los espacios para poder recibir a los más de 300 invitados y que todos, pudieran disfrutar de esta velada. Un estudio minucioso de iluminación, espacios, medidas, sillas, mesas… fue todo un reto logístico pero sabéis que ¡lo conseguimos, y de qué manera! Apostamos por un montaje con mesas alargadas, cortinas de luz, guirnaldas de bombillas… y es que esa noche en Ruidera, la luz fue la gran protagonista.
Una de las cosas que más nos impresionó y creo que no olvidaremos jamás, fue como Miguel y Nerea accedieron a la zona donde se iban a sentar. Nada de música, nada de gritos, ni de servilletas al aire… ellos quisieron entrar en silencio escuchando el sonido del agua que envolvía todos los espacios de los jardines, que a través de un riachuelo interno y un sistema de cascadas que tiene la finca, hizo que todo fuera aún más especial. El silencio tan maravilloso con el que iban caminando salpicado (nunca mejor dicho) por el sonido del agua al caer, se rompió con un ligero aplauso de los invitados (¡era inevitable!).
Y llegó el momento del primer baile, rodeados de bengalas, bajo un cielo de luz y con Carlos Gardel interpretando su eterno e inolvidable «Por una cabeza». Obviamente solo podían abrir el baile con un tango.
Contamos con un DJ de lujo, Borja de Dándote Ritmo fue el encargado de que nadie parase de bailar… ¡y lo consiguió con creces! Los novios e invitados amanecieron, literalmente, al son de la música. La fiesta duró toda la noche hasta hacerse de día.
Gracias a Nerea y Miguel por confiar en nosotros, por vuestro buen corazón y por dejarnos formar parte de un proyecto tan bonito y del que no podemos estar más orgullosos. Y a ti, Jesús (primo del novio e integrante de Grupo Swan), por hacernos disfrutar de esta boda, recomendarnos y confiar en nosotros.
Texto escrito por Sara Giménez y Nuria Fernández . Fotografías: Retrato de un instante.