Texto: Nuria Fernández.
Hoy quiero hablaros en primera persona y darle al blog un toque menos didáctico. Quiero compartir con todos vosotros una de las mejores experiencias personales de mi vida y que hoy forma parte de la colección de mis recuerdos.
Muchas de las parejas que vienen a nuestra oficina me preguntan cómo fue mi boda, qué tuvo de especial o qué la hizo diferente del resto. Supongo que si he de definirla diría que mi boda fue una boda clásica, tradicional, pero (evidentemente) tuvo sus «toques».
Mi vestido fue un modelo de corte princesa de la firma Pronovias. Lo elegí como muchas de «mis novias», porque cuando me vi ante el espejo supe que era aquel y no otro (las caras de mi madre y mi abuela también ayudaron a tomar la decisión); la finca, el Castillo del Bosque La Zoreda, en Oviedo (Asturias), nos llamó la atención por la belleza del entorno y el maravilloso palacete que irrumpe entre la arboleda de castaños y hayas; una banda de 16 gaiteros nos esperaba a la salida de la Iglesia y cortamos una preciosa tarta de cuatro pisos de fondant mientras Sinatra nos cantaba «My Way», hoy convertido en NUESTRO «My Way». Fue una boda tematizada en los musicales estrenados en la Gran Vía de Madrid (a mi marido y a mi nos encantan los musicales) y que tuvo su Candy Bar, su Seating Plan y sus gorros locos para animar la fiesta.
Muchos de nuestros invitados recordarán la boda por lo abundante y copioso que fue el menú, otros por las palabras que el novio emocionado dirigió a los asistentes cuando finalizó la ceremonia y puede que alguien recuerde que yo baile unas sevillanas sin saber bailarlas del todo bien.
Pero para nosotros hubo un momento especial que siempre recordaremos. Hubo algo que sí que fue extraordinario.
Uno de los momentos de nuestra boda
Algo que hizo de nuestra boda un día realmente especial y que siempre me enorgullezco de contar a las parejas que nos visitan, lo que hizo que mi boda fuera diferente, única y singular fue… la música.
¿Os imagináis que alguien componga para vosotros una melodía? ¿una banda sonora especial para ese día? ¿y que un coro la interprete haciendo que sea tu boda el momento y el lugar donde se estrene esa pieza?
Puede pasar y pasa si tenéis la enorme suerte que nosotros tenemos. Si tenéis entre vuestros amigos íntimos a uno de los mejores compositores de España y éste es tan generoso de haceros un regalo así. Toda una suerte.
El Maestro Rubén Díez en uno de sus conciertos.
Rubén Díez llegó antes a mi vida que a la de mi marido, pero fue a través de él, de mi marido, donde llegué a entender la fascinación y la admiración que el Sr. Díez causa entre la gente cuando le conoces. Un cinéfilo empedernido, amante de la buena mesa y la buena sidra, un poeta, un grandilocuente orador que convierte las sobremesas y las cenas en maravillosas veladas, pero sobretodo, un gran artista y un gran ser humano.
«Suena mucho a ti«, me atrevo a veces a decirle cuando nos muestra una de sus obras. Y eso mismo pensé cuando, en el momento de la comunión de mi boda, oí aquel magistral «Ave Verum». «Suena a Rubén, pero también a nosotros«.
Raúl, yo y Rubén Díez en un momento de nuestra boda.
Confieso que no hizo falta pedírselo muchas veces, Rubén accedió encantado a componer algo para nuestra boda. Él después nos confesó que la había compuesto en muy poco tiempo y cuando nos entregó manuscrita la partitura recuerdo que pensé «¡madre mía, qué maravilla! Y encima dice que en poco tiempo«.
En mi casa con la partitura enmarcada y que hoy decora una parte de mi salón.
El día de tu boda estas tan nervioso, feliz y emocionado que el tiempo va más rápido de lo normal. Una de mis preocupaciones era no disfrutar del momento en que se iba a interpretar la obra y recuerdo como temblorosa agarré de la mano a mi ya marido y le susurré «ahora van a cantar nuestro Ave Verum«. Luis, me miró y sonrió.
No recuerdo un momento más emocionante que escuchar aquellos primeros acordes y aquella melodía que mezclaba las cuatro voces. La música, la que el Maestro había compuesto para nosotros, parecía que se columpiaba al mismo ritmo que el latido de nuestros corazones. Sin duda fue algo mágico.
Durante la ceremonia tras escuchar el «Ave Verum»
Ese regalo, el más bonito que nadie nunca nos ha hecho, fue lo que hizo de nuestra boda, precisamente eso, que fuera solo nuestra.
Así que como han colgado el video en Youtube (¡gracias Raúl!) y además ayer fue su cumpleaños (¡felicidades de nuevo!) he querido dedicarle este post, para así compartir con vosotros LA MELODÍA DE NUESTRA BODA y de paso, una vez más, agradecerle al Maestro Rubén Díez Fernández su enorme generosidad, pero sobre todo darle las gracias por ser uno de nuestros mejores amigos.
Rubén, yo, Raúl y Luis
Aquí os dejo con NUESTRO AVE VERUM y digo nuestro porque es de todos, de nosotros, de Rubén, de Raúl y del Coro Avilés Musical que grabó lo que vais a escuchar y que hoy queremos compartir.
¡Feliz Martes!