Hace ya varios años buceando por Facebook descubrí el trabajo de Luisa Morón. Me enamoré de una sesión newborn en la que Luisa explicaba el trabajo de edición que había detrás de la foto. No recuerdo muy bien como llegué, ni por mediación de qué amigo, a su página… El caso es que después de descubrir aquello que me fascinó, me tiré varios minutos en su web y maravillándome con aquellos bebés. Me enamoró, literalmente, la delicadeza del trabajo de Luisa.

Y fue en aquel instante cuando clické en el botón de  «Me Gusta» en su página de Facebook y comencé a seguir, silenciosamente, su trabajo. Pensé «si algún día tengo un bebé, llamaré a Luisa para una sesión newborn«…

El pasado mes de Agosto, con escasos 5 días de vida de mi pequeña gran Victoria, esa promesa se cumplió. No importó la distancia (Luisa reside y trabaja principalmente en su estudio de Málaga, y se trasladó a nuestra casa de Las Rozas en Madrid); ni las dificultades a la hora de cuadrar agendas (en pleno verano y con su Camino de Santiago a punto de iniciarse); ni tampoco el imprevisto retraso con el que Victoria llegó al mundo (pasada la semana 41 y a punto de provocarme el parto).

Logramos que aquella promesa se cumpliera. Cuando se desea algo tan bonito y se desea tan fuerte, los astros se alinean para conseguirlo.

Gracias Luisa por hacernos felices con tus fotos, en unos días que tanto para mi como para mi familia fueron muy intensos. Tus fotografías contribuyen hoy a recordar unos días llenos de primeras veces y ese recuerdo es ahora más imborrable aún.

Aprovecho la ocasión para resaltar la gran dificultad que entrañan este tipo de sesiones, la enorme (y cuando digo enorme me quedo corta) paciencia y profesionalidad que exigen, así como el cariño con el que los grandes tratan a nuestros pequeños tesoros. Fue una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos.

Esta es nuestra pequeña gran Victoria, su carita de ángel, sus ojitos cerrados y su piel de terciopelo.

Nuria.