Hace muy poco, mientras esperaba en la consulta del ginecólogo, leí esta frase «Hay lugares en el corazón que no descubres hasta que amas a un niño«. La frase me emocionó tanto que la escribí en las notas del teléfono junto con el nombre de su autor, Anne Lamott.
Desde que aquel 4 de Diciembre supiera que estaba embarazada se han ido encadenando miles de emociones, sensaciones diferentes y vivencias nuevas. No ha sido un embarazo tranquilo, pero tampoco ha sido un embarazo malo, ha sido un embarazo algo molesto pero la ilusión de todo mi entorno me han hecho llevarlo con la alegría propia del que espera algo muy esperado. Y es que esperado y ansiado también ha sido. He de reconocerlo.
La alegría de los primeros días se juntó con esa incertidumbre y esos lógicos miedos que empañan en cierta medida la dicha y la confianza. «¿Irá todo bien?», esa pregunta se instala como un mantra en el cerebro, es inevitable. Probablemente el esperar tanto algo hace que, como todo en la vida, se idealice hasta tal punto que luego cuando llega aquello que te habían contado, tal vez, no tenga mucho que ver con lo que estás viviendo.
Ahora que escribo esto y miro mi tripa de 36 semanas, puedo acallar mejor aquella pregunta mántrica, aunque supongo que el ser madre trae aparejado una serie de miedos que continuarán ya de por vida. Hoy, aún a la puertas de experimentar la maternidad, puedo entender mucho mejor a mi propia madre, a mi abuela…, a las mujeres-madres de mi vida, siempre preocupadas, siempre pendientes de sus retoños, con esa actitud de cuasi-leonas de la sabana… «No se aprende a ser hija hasta que no se es madre,» me dijeron hace poco… y ¡qué razón tienen!
Gestar, gestar vida, es en si mismo una de las experiencias vitales más únicas y trascendentales que existen. Y entendiendo que es así, porque al menos para mi lo es, no quiero dejar de ser yo misma, nosotros mismos… Todo cambiará, lo sé… prioridades, horarios, vida personal… pero espero seguir siendo Nuria: la hija, la nieta, la amiga, la compañera, la esposa … y no convertirme únicamente en Nuria: la madre. Seré madre, sí, pero espero poder tener el tiempo suficiente para alimentar a los otros roles, para no quedarme colgando de la maternidad como si no existiera nada más, por muy grande que sé que va a ser y por mucho que mi corazón se acelere cuando vea a mi bebé. En la vida hay tiempo para todo y para todos, y espero poder estar a la altura de estos propósitos.
Comienza una nueva etapa en nuestras vidas y en los próximos meses será imposible que pueda estar al 100% dedicada a LalaBlu y a todo lo que representa. Me apetece darme un respiro, desintoxicarme de los velos, los banquetes y el primero de los bailes, y dedicarme tiempo a mi y a ella, a nosotros. Sé que de vez en cuando tendré que pegarme un «chute en vena» de este mundo, y que en nuestra cuenta de instagram tal vez se nos cuele alguna manita o algún piececito…
Probablemente este sea el post más personal que he escrito nunca, así a corazón abierto, pero quería hacerlo, no sólo para compartir con todos vosotros estas maravillosas fotografías, si no para dejar inmortalizadas, al igual que las instantáneas, mis sensaciones a punto de ser madre. Algún día volveré a leerlo y espero volver a recordar justo este preciso momento, cómo me sentía semanas antes de conocer a nuestra pequeña victoria, que llevará por nombre justamente ese, el de Victoria.
Espero que todo cambie, pero en parte que siga igual que hasta ahora. Que la felicidad de estos días se mantenga, que la ilusión por lo nuevo que llega no sea más que el comienzo de un camino lleno de primeras veces. Hay tanto por experimentar, tanto por recorrer que a veces estoy impaciente por subirme a esa noria de la que tanto he oído hablar… ¡ya tenemos tickets!
El tiempo pasa rápido, los días corren como la espuma y eso en parte también da vértigo, por eso es importante atesorar para siempre de alguna forma lo que estamos viviendo, por eso estas fotografías nos ayudarán a hacerlo. Gracias Jairo Crena y Cristina Shacklady por hacernos este maravilloso regalo, os puedo asegurar que formará parte de nuestra vida para siempre. Eternas gracias.
Hoy somos un poco más felices, tenemos un poco más de miedo y ya casi pensamos como un equipo de tres en lugar de dos. La vida nunca es como te esperas, siempre te sorprende, pero siempre de alguna manera o de otra, siempre se abre camino y de repente llega algo que la pone patas arriba… «benditas sorpresas, benditos cambios de sentido..» eso es en definitiva vivir, VIVIR con mayúsculas y explorar los nuevos rincones que la vida te va ofreciendo, aquellos nuevos lugares que se encontraban en tu corazón pero aún no habías recorrido.
¡Qué ganas tenemos de que llegues, mi vida!
Nuria.
1 comentario en «Los nuevos lugares de mi corazón»
Qué bonito Nuria!! Os deseo lo mejor a ti y a Luis! Las fotos son preciosas. Y mucha suerte para Sara (aunque sé que no la necesita) que le esperan unos meses de mucho trabajo! Un beso!